Los cambios drásticos son algo que siempre van a presentarse en la familia. Quizás se trate de una mudanza, el inicio en un colegio nuevo o la separación de los padres. En todo caso, los cambios drásticos no sólo afectan a los mayores, quienes deben enfrentarlos, sino a los hijos, quienes no siempre poseen la capacidad analítica o madurez necesaria para manejar este tipo de situaciones.
A un adulto que ya haya pasado por este tipo de situaciones quizás le parezcan sencillas. Pero para un niño, los cambios drásticos pueden generarle estrés, ansiedad e inseguridad. Así que es importante que los adultos se coloquen en el lugar de los más pequeños y comprendan que lo que para nosotros es algo sencillo, para nuestros hijos puede algo muy complejo.
¿ Qué son los cambios drásticos en la familia ?.
Los cambios drásticos, para un niño, pueden ser tan evidentes como migrar a otro país, o tan simples (en apariencia para nosotros) como comenzar clases en un colegio nuevo.
En todo caso podemos definir los “cambios drásticos” como aquello que nos separa de un entorno tranquilo y familiar, obligándonos a enfrentar situaciones que no conocemos, y muchas veces no queremos enfrentar. En el artículo de hoy nos concentramos en 4 tipos de cambios drásticos.
Un nuevo colegio, un nuevo reto.
Comenzar en un nuevo colegio es una situación en extremo estresante para nuestros hijos. Atrás quedan los compañeros a quienes apreciaba, las profesoras en quienes confiaba y las instalaciones que le eran tan conocidas.
Construir nuevas relaciones no es nada sencillo. Para tranquilizarlo, una forma podría ir con él/ella al nuevo instituto, para que conozca las instalaciones.
Otra sugerencia sería realizar una fiesta dónde estén alguno de los niños del nuevo colegio. Así, fuera del ambiente de la escuela, tu hijo(a) podrá hacer nuevas amistades. Incluso puede ser una visita al zoológico o un sitio de su agrado. El punto es que se relaciones con quienes serán sus nuevos compañeros.
Mudanza de la familia: Cuando todo se pone patas arriba.
Esta es una situación estresante para toda la familia, ya que dejan atrás todo lo conocido. Para suavizar esta situación pueden convertir esto en una aventura, algo que le encanta a los niños. Deje que sean ellos quienes guarden sus propias cosas y colaboren en todo lo que deseen, cual pequeños capitanes hinchando las velas de sus barcos.
También tengan preparada una batería de respuestas positivas sobre el lugar al que van a ir. Es importante escucharles y que el niño opine sobre el lugar, e invitarlo a elaborar planes sobre lo que va hacer en su nuevo hogar. Así no se sentirán forzados sino parte de la decisión de mudarse.
Vacaciones en familia. Cuando el descanso no lo es.
Cualquier cosa que nos separe de un entorno familiar puede generar ansiedad. Y esto incluye las vacaciones. Aquí, al igual que en el ejemplo anterior, conviene que el niño opine sobre el destino al que se piensan ir. El que se le tome en cuenta minimizará su rechazo.
Ahora bien, algo que nunca se debe olvidar es el lapso entre la casa y el destino. El tiempo de viaje puede jugar en contra, sobre todo cuando se trata de niños pequeños, obligados a permanecer en un espacio limitado por mucho más tiempo del que ellos desean. Aquí conviene pensar en juegos, llevarles un juguete o cualquier otra actividad que los relaje.
Pero ojo, trate de limitar el uso de celulares o tablets. Estas son excluyentes y el objetivo de un viaje es unir a la familia, ¿verdad?
Separación de padres: una dura realidad.
La separación de los padres puede originar grandes marcas emocionales en los hijos, por lo que se trata de una situación que debe ser tratada con guantes de seda.
Los niños consideran que el mundo gira alrededor de ellos. Así que si uno de sus padres se va, pueden creer que sea por su culpa. Por ello es tan importante la comunicación entre padres e hijos en una circunstancia como esta.
Los padres que se van a separar deben explicarles a sus hijos que la decisión no tiene nada que ver con ellos, siendo lo ideal que lo hagan juntos. Es indispensable aclararles que ellos siguen siendo lo más importante para los padres y que nunca los abandonarán.
Para los hijos puede ser tranquilizante conocer el lugar a donde el padre o la madre se irá, y que perciban que ahora tiene dos lugares para ellos. De igual manera, les ayudará conservar fotos del padre que se muda para sentirse más acompañado.
Cuarentena: reunidos por obligación.
Toda reunión familiar, así sea en el núcleo inmediato debe tener un carácter voluntario para que funcione. Sin embargo existen situaciones en las que la reunión es obligatoria, sin posibilidades de evadir.
Este es el caso de las cuarentenas.
En estos casos, el mejor aliado para llevar adelante una situación de confinamiento que por lo general escala en estrés por la limitación de actividades, es la imaginación.
Los juegos son una excelente opción, siempre y cuando no sean los mismo. Mejor aún si los juegos son diseñados por los propios miembros de la familia: papá, mamá e hijos. Esto hará que exista un agradable lazo de camaradería mientras se divierten.
También es ocasión para desarrollar buenos hábitos en la lectura, compartiendo impresiones sobre historias seleccionadas las cuales, por supuesto, han de ser escogidas según la edad e intereses de los más pequeños.
También tenemos la opción de pintar, aprender algún instrumento musical para inventarnos una banda divertida o compartir opiniones de cualquier tema que permita un intercambio de puntos de vistas. ¡Te sorprenderás conocer lo que tus hijos, incluso los más pequeños, tiene para decirte!
Aunque parezca paradójico, estos momentos valen oro para el fortalecimiento de las relaciones familiares. Son días que nos permitirán conocernos mejor y aprender sobre las necesidades de todos los integrantes.
Así que no dejen pasar esta unidad de crecimiento hundido en el aburrimiento y la rutina. Tomen el control del ahora y hagan de cada día una aventura con sus hijos.
Conclusiones.
Sin importar de qué cambio drástico hablamos, es importante que los padres conserven la calma, sean pacientes y respondan todas las preguntas de sus hijos. Bien llevado, estos eventos drásticos acabarán por fortalecer la relación familiar, brindando un entorno de crecimiento más sólido que redunde en una mayor madurez emocional y un mayor desarrollo espiritual.