te compartimos este tip de crianza que creemos te puede ayudar en esta situación. Es importante aclarar que, al jugar videojuegos, tu hijo realiza una actividad que le es muy satisfactoria, por lo que su insistencia en practicar esta actividad no quiere decir que sea un adicto.

Por ello es importante no comenzar a tratarlo como tal, juzgando su actividad y minimizando la satisfacción que recibe al jugar. 

¿Por qué los niños no pueden apagar los videojuegos?

 

Esta es la pregunta que todos se hacen en en proceso de crianza y cuya respuesta la tienen al frente de sus narices. Bueno, quizás no tanto, ya que tenemos que acercarnos al campo de la neurobiología. 

Desde el punto de vista de esta ciencia, el juego (cualquier juego) activa un mecanismo en el cerebro relacionado con la recompensa. Es decir, el juego le brinda un nivel de satisfacción alto. 

Pero, por otro lado, si bien tiene activo este mecanismo cerebral que lo impulsa seguir jugando, el circuito de control de la conducta aún se encuentra en sus etapas iniciales por lo que no tiene la capacidad de frenar la satisfacción del juego. Además, este mecanismo de control no estará desarrollando hasta que tu hijo tenga 20 o 25 años. Como ves, tu hijo está siendo controlado por la naturaleza y no las normas que tú les impongas.

Estas dos situaciones hacen que el hecho de apagar la consola de juego sea todo un problema ya que, desde el punto de vista del niño, se le está eliminando una actividad gratificante sin ofrecerle otra alternativa. 

Imagínate tú, como padre, saboreando tu helado favorito y que alguien venga a quitártelo de las manos. Desde este punto de vista, lo verías como algo injusto, ¿verdad? Bueno, así lo ven los niños.

En la crianza entonces ¿no hay que tratarlos como adictos?

 

No, en lo absoluto. Si bien es cierto que algunos menores se vuelven adictos, tendrían que jugar más de 12 horas diarias para ser considerados adictos. En estos casos, el niño no disfruta del juego, sino que tienen que jugar por obligación para poder calmar su ansiedad. Abandonan todo: alimentación, redes sociales, amistades, etc. Se vuelven irritables y agresivos. La buena noticia es que el número de adicto es muy bajo.

Técnicas para controlar el juego.

 

Si el deseo de jugar videojuegos es una acción que se inicia en el cerebro al accionar ciertos “botones”, entonces debemos controlar estas acciones para que no perder el control de la situación y poder conseguir una crianza saludable con tu hijo. 

¿Cómo? Bueno, te ofrezco algunos Tips que esperamos te puedan ayudar :

Aclarar la situación del niño.

 

Muchos niños utilizan los videojuegos como un mecanismo para protegerse de situaciones que les lastiman. Puede ser padres que discuten,bullying en sus escuelas, timidez, etc. 

Es importante conocer bien a nuestros hijos y como le afecta nuestros métodos de crianza para poder ayudarlos. Ellos no están allí sólo para obedecer. No olvides que si tú mismo(a), por momentos, puedes caer en un caos de emociones, en el caso de los niños es peor, ya que aún no cuentan con mecanismos para manejarlas adecuadamente.

Habla con tu hijo, trata de saber qué le sucede y habrás avanzado en la dirección correcta para que controle sus horas de juego. A veces basta con reducir la presión en sus vidas para que no insistan en escapar a mundos virtuales.

Controla el tiempo.

 

Aunque lo correcto es decir “controlen los tiempos”, ya que lo mejor es que sea una decisión compartida así tu hijo sentirá que esta involucrado en su crianza. Establezcan juntos las horas al día que se pueda jugar pero, por favor, mantén comunicación son tus hijos y olvida la inflexibilidad militar. 

Finalizar un juego en la mitad de la acción no es una imposición muy inteligente si esperamos que las reglas se cumplan.

Es importante aclarar que no se debe caer en la tentación de modificar esta regla con argumentos “como no jugué ayer, hoy juego el doble”. NO, el tiempo de juego no es acumulativo. 

Participa con los más pequeños.

 

De ser posible, haz del videojuego una actividad familiar. Esto es mucho más fácil con los más pequeños que con los mayores, quienes pueden tener sus equipos virtuales. 

Pero aún así, si tú entiendes el juego, te será más fácil dosificarlo. En todo caso, se aconseja no más de dos horas seguidas. Esto, por supuesto, será todo un reto en el campo de la negociación familiar.

Informa el tiempo que falta.

 

Si algo le molesta a cualquier ser humano, padre, hijo, nieto, lo que sea, es que alguien venga a ordenar que deje de hacer algo, de lo que disfruta, en forma inmediata. Esto es ofensivo y la respuesta será una negativa total y absoluta a obedecer.

Este tipo de actitud obliga a la otra parte a defender su territorio, y este tipo de confrontaciones es lo que menos deseamos.

Por esto conviene que le informes a tu hijo cuando falte, digamos, media hora, para finalizar el tiempo de juego. Él procederá a cerrar lo que esté haciendo y si bien puede que no le guste, es más manejable esta situación que una orden repentina.

Es más, él puede tener una alarma que le avise cuando falta poco para finalizar y puedes darle la oportunidad de ser él mismo quien se controle. Al juego brindar satisfacciones al jugador, el ser felicitado y visto como una persona responsable por saber controlarse, puede brindar un nivel de satisfacción similar.

Jugar después de los deberes.

 

Esta es una norma que debe mantenerse. Convertirá al juego en la recompensa por el estudio. Ya quí estamos dentro de las normas que no deben aceptar modificaciones.

Selecciona el tipo de juego.

 

Esto se aplica en especial con los más pequeños, ya que los mayores siguen la moda de sus amigos y es bastante problemático (e innecesario) imponerle nuestro punto de vista. ¿Te preocupan sus juegos? Aprende más sobre estos. Si tu hijo sabe de lo que hablas, será más sencillo que te escuche.

Establecer las consecuencias de sus actos.

 

Es conveniente establecer las consecuencias de los actos y no sólo imponerlo porque somos los padres. Incluso, se pueden determinar en común acuerdo las sanciones. 

Esto hará que tu hijo no se vea sorprendido por alguna suspensión de su juego, sino que lo vea como las consecuencias de sus actos. Si lo sabes llevar bien, no lo sentirá como una imposición y puede incluso hacer que intente negociar contigo. Esto se llama comunicación y es algo más importante que el oro en las relaciones familiares.

Conclusiones para este tip de crianza.

 

Cómo vemos, el que un hijo le guste mucho jugar videojuegos no lo convierte en un adicto, por lo que se debe seguir una línea de acción basada en la comunicación y el compromiso mutuo. 

Los tiempos en lo que se le ordenaba a un joven qué hacer pasaron de moda, ahora es el momento de la comunicación.

Establecer un canal de comunicación para que tus hijos comprendan el porqué deben limitar el tiempo de juego, es la manera más segura de lograr resultados efectivos en su crianza, a largo plazo, al tiempo que fortalece la relación familiar.

¿Te gustó el artículo de hoy? ¿Qué has hecho para que tus hijos dejen de jugar en exceso? Danos tu opinión y escríbenos sobre qué tema te gustaría que analizáramos en nuestros próximos contenidos. 

Te invitamos a suscribirte a nuestra página y seguirnos por nuestras redes sociales para que estés informado sobre lo último en la educación y relación padres/hijos.