Si algo desean la gran mayoría de futuros padres, es tener un hijo propio que sea una extensión de sí mismos. Es decir, que refleje características de sus padres en su forma y en su carácter.
Por esto no sorprende cuando al hablar del hijo siempre se hace referencia, por ejemplo, a los ojos de la madre, al carácter aventurero del padre, al cabello rizo que heredó del abuelo o el gusto por la música que por supuesto, es herencia de la abuela.
Sin embargo, el tener un hijo biológico no siempre es posible cuando problemas físicos impiden la normal formación del bebé, como en el caso de esterilidad paterna o materna. La opción en estos casos apuntan a procesos como la inseminación artificial, in vitro, etc.
Pero, ¿qué sucede cuando no hay manera de concebir un bebe? En este caso existe una última opción: la adopción.
La adopción en el paso del tiempo.
La adopción no es para nada un concepto novedoso. Ya en la antigua Mesopotamia existían leyes para estos casos. En Grecia, por ejemplo, bastaba con colocar al niño dentro de una vasija de barro y dejarlo en el camino a la espera que alguien se lo llevara. Pero sería en la Roma antigua cuando se crearon las primeras casas de acogida para niños huérfanos.
Durante el esplendor romano existía preferencia entre tener un hijo adoptado a uno de sangre. En la edad media la adopción se consideraba un privilegio y el acto de adopción consistía en que el niño entrara por un lado de la falda de la futura madre adoptiva y saliera por el otro lado, simulando el nacimiento.
La adopción hoy en día
La adopción es una alternativa válida para que las parejas sin posibilidades de concebir, puedan tener hijos. Y de hecho, puede llegar a ser una bendición para todos: para los padres porque tendrán un hijo a quien amar, y para los niños porque contarán con un hogar estable donde desarrollarse.
Según estudios científicos, los niños que se crían en las casas hogares, es decir, en los orfanatos, llegan a perder hasta cuatro meses de su desarrollo integral por cada año vivido allí. Un hogar permitirá a los niños crecer en todos sus aspectos para llegar a ser un adulto completo y feliz.
Beneficios de la adopción
Existen muchos beneficios de la adopción tanto para los padres adoptivos, los padres biológicos y para los niños adoptados. En el caso de los padres biológicos, ellos tendrán la tranquilidad de otorgarle a sus hijos la oportunidad de proseguir con una mejor vida donde poder alcanzar sus sueños. A esto se le suma la certeza que el hijo dado en adopción estará en manos de personas dispuestas a ofrecerles un futuro mejor.
En el caso de los niños adoptados, estos contarán con mayores oportunidades para desarrollar su personalidad con la base de una familia que los respalda, dejando atrás la sensación de abandono que por lo general afectan a los niños que esperan a una familia que desee tenerlos con ellos.
En cuanto a los padres adoptivos, ellos disfrutarán de la experiencia de formar una familia y participar en el crecimiento de su nuevo miembro. En realidad se trata de un reto total en cuanto a la educación emocional de los pequeños ya que el término biológico o adoptivo nada significan dentro del rango de amor que los hijos reciben.
El reto de ser padre adoptivo
Adoptar un niño siempre genera un miedo al futuro padre. Teme que el nuevo miembro de la familia no se sienta tan querido como un hijo biológico. Teme que el no tenerlo desde que era un recién nacido no permita construir fuertes lazos afectivos entre ambos. Teme que al desconocer quiénes eran sus padres se presenten situaciones difíciles de enfrentar lo que sumaría a su ansiedad por no poder tener hijos propios.
Tener un hijo adoptivo no es miel sobre hojuelas, sobre todo cuando ya no son tan pequeños. Hay que recordar que se trata de seres que han pasado por experiencias que tuvieron que sortear solos, así que la confianza en los adultos puede estar afectada.
Los niños pueden ser rebeldes o retadores, sin que signifique que sean desadaptados. Los padres adoptivos deben entender que deberán invertir bastante tiempo en romper el muro defensivo que rodea a su nuevo hijo. Son seres que han aprendido a defenderse antes que a confiar. Sin embargo, siguen siendo niños que buscan afecto y respaldo, por lo que el trabajo de ganarse su confianza bien vale la pena.
Los padres adoptivos también deben comprender que desde el momento que firmen los papeles de adopción, ese pequeño será su hijo. Debe borrar el pasado tanto el del niño como el propio. Debe comprender que para el pequeño, el término adoptivo no existe. Así que deben volcar todo su cariño sobre él con toda la intensidad y el afecto, como lo harían con su hijo biológico y prepárese para disfrutar de la más maravillosa de las experiencias.
Conclusiones
Cuando se adopta a un niño debe ser con el convencimiento de que se le tratará como a un hijo propio. El término adoptivo no existe para ellos durante la infancia. Ya habrá tiempo para hablarles sobre la situación y hazlo siempre de la mano de un experto. Algunas oficinas de adopción ofrecen asesoría para que estos pasos fluyan sin inconvenientes. Pero, por el momento, prepárense como pareja para vivir la experiencia de ser padres como siempre lo soñaron.
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